Cuenta la historia de dos personas una muy disinta de la otra, un día se miraron, más tarde se husmearon y finalmente se animaron, casualmente se conocían de otras épocas, cuando ni el uno ni el otro, muy cambiados a lo que ahora son, sabían de la existencia del otro, se habían visto todos los días y cruzado un par de veces pero eso no había bastado para que algo los uniera. Después de varios años se encuentran, en otra situaciones, con otras vidas, y reconocen en el otro algo de lo que creen que a cada uno le falta, por un lado a ella le faltaba dureza, rebeldía y bajar un poquito más a la tierra, y a él sinceridad, frescura e inocencia. Cuando se unieron parecían el complemento perfecto: dulzura, sensualidad, espotaneidad, agilidad, generosidad, serenidad, histeria, tranquilidad, amabilidad, solemnidad, todo en ellos dos, todo, pero esos dos complementos que comletaban a uno y al otro eran cosas totalmente inestables y, lamentablemente, muy distintos para estar complementandose por mucho tiempo, por todas las diferencias que los caracterizaban, que los hacian fuertes y a la vez débiles, ésto fue lo que los jodió, eso fue! claro! ese sentimiento ambiguo de que lo que te completa te aturde, lo que amas odias, lo que te enamora te irrita, lo que te hace sentir más libre te paraliza, lo que deseas se te hace intolerable, esa sensación de que lo que te gusta del otro también te aleja, porque es lo que no podés soportar. Es por todo eso que los complementos no siempre son buenos, si estos dos, por ejemplo, hubieran podido superar algunas grandes diferencias, haciéndolas pequieñas pequeñas para que ni ellos se dieran cuenta, ahora seguramente estarían juntos más fuertes que nunca, pero muchas veces las diferencias difieren, separan, superan, y en este caso superaron, superaron lo bueno, dejando a la vista todo lo malo. Y es así, no todas las historias tienen un final feliz, pero pienso que quizás esta vez fue porque la historia no tenía que haber sido así contada, no tendrían que haber formado pareja los complementos, sino complementarse como lo hacen todos en el mundo, como se complementan los amigos, pero el error es error y en este caso no fue de otra manera, los errores se pagan, y este se pagó con la pelea de los complementos, quedaron así como el día y la noche, que ni verse quieren pero que en los amaneceres y atardeceres se mezclan y entrecruzan todavía contando su historia de cuando fueron uno sólo, esa pareja que nunca volverá pero que todavía se desea, que nunca ni siquiera se aproximará pero que en esas horas de la mañana y la tarde se tocan desde lo más profundo y se dejan ver unidos como nunca nadie más va a poder estar con otro, porque como se odiaron se amaron, y ese amor nunca murió, esta vivo todavía en lo más íntimo de ellos que diferentes y todo lograron sentirse uno del otro.

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